jueves, 29 de septiembre de 2016

II Congreso de ESS: abiertas las inscripciones

Como ya os adelantábamos, el II Congreso de Economía Social y Solidaria tendrá lugar del 10 al 12 de noviembre en Bilbao. 
Allí nos daremos cita todas aquellas iniciativas que trabajan por poner en práctica y difundir una economía al servicio de la gente, respetuosa y protectora del entorno. 

¡Es hora de transformar la economía!


Os animamos a pinchar en este enlace y explorar los temas que se trabajarán, además de inscribiros para asistir. Estando tan cerca, merece la pena acercarse y empaparse de un espíritu positivo y transformador.

¡Allí nos vemos!


martes, 27 de septiembre de 2016

Las grandes cosas crecen en silencio



Hoy mi reflexión no tiene a que ver propiamente con la huerta. Me gustaría escribir sobre la relación que hay entre los jóvenes y el trabajo físico.
Creo que la mayoría de nosotros (y yo también que me siento todavía joven a los 27 años) no estamos acostumbrados al trabajo corporal. Bueno, está claro que a nadie gusta llegar cansado al final de un día de trabajo y que hay gente que tiene mas aptitud en lo teórico, pero percibo que en general hay rechazo hacia lo que se hace con un esfuerzo que no es solo de cabeza… 

En particular hablo de mí, desde pequeña me ha gustado más leer, escribir, estudiar o ver películas que hacer actividades manuales o, por ejemplo, ayudar mi madre con las tareas domésticas. Pero creciendo he empezado a tener que trabajar y a darme cuenta de que los trabajos manuales son fundamentales. Además en Italia, mi país, desde hace unos años se valoran poco o nada los trabajos intelectuales, como la enseñanza, el periodismo, el dibujo y muchas otras cosas que no tienen una orientación tan prácticas.
Yo no sé si en el futuro conseguiré mi sueño que es vivir de la escritura, porque significa todavía luchar mucho, hacer sacrificios y no tengo ninguna certeza de que las cosas puedan mejorar… Pero trabajando estos meses en la huerta he aprendido mucho y los mejores profesores han sido y siguen siendo las plantas…
¿Por qué? Podríais pensar que estoy tan cansada por el trabajo que escribo tonterias… Puede ser… Pero creo que nadie como las plantas nos pueden enseñar el arte de la paciencia. Sí hablo de arte, porque no es simple esperar en silencio que todo llegue al final sin tener miedo y sin quejarse. Cada planta, cada hoja y cada fruto de la tierra, para mi, ahora es una gran metáfora de la vida que me dice, me susurra y me explica que las grandes cosas crecen en silencio. Esto es lo que pensé cuando, por primera vez, vi crecer las coles que había plantado y que luego se hicieron grandes…
También todo el trabajo que se hace antes de recoger el fruto me hace pensar que siempre tenemos que poner empeño para cualquier objetivo que queremos alcanzar.
Ahora valoro mucho más que antes el trabajo fisico, los esfuerzos que se hacen y penso que cada día tengo que agradecer a quienes lo realizan, porque nos permiten vivir a todos los demás. Ahí cobra sentido la poesía “bucolica” que se fundamenta sobre la idealización de la vida campestre.

Carmen. Voluntaria de Huerta Molinillo.




lunes, 26 de septiembre de 2016

De despedida


 
 El paisaje de Rabé de las Calzadas ha cambiado. Las cebollas que plantamos en junio, ahora están crecidas, grandes y fuertes.
Nuevas plantas van a componer las filas de cultivo, con la colina y el campo de fondo eterno. El trabajo, también, ha cambiado con respecto al principio. Ahora hacemos las cosas a más velocidad. La temperatura baja a medida que nos acercamos a octubre.
Mi trabajo a la Huerta Molinillo casi ha terminado, sólo me quedan tres dias. Dejaré aquí el uniforme machacado por el trabajo, el sudor, el frio de las siete de la mañana y sobre todo dejaré personas muy agradables y amables que me han acompañado en este ruta de duro trabajo. En mi ciudad cuando se toma el pelo a alguien se le dice "vete a cavar"; yo lo he hecho y he sido feliz. Hasta siempre.
Giuliano Gaveglia


miércoles, 21 de septiembre de 2016

Mala hierba... nunca muere

Este período ha volado: muchas fueron las cosas que hicimos en el interior del invernadero y en el campo abierto de Rabé de las Calzadas. Enorme es el esfuerzo para completar un trabajo duro que ve a los operadores constantemente tratando de hacer lo mejor posible. Suena fácil, pero no lo es.
Entre las tareas más básicas pero importantes que hemos logrado, había la de sacar mala hierba. Pero no cree que se trata de una misión estúpida y sin sentido. La hierba no es toda igual y el trabajo cambia cuando se encuentra en fase de crecimiento o cuando ya ha superado la altura de la planta por debajo de la cual crece.

En Calle Molinillo me he debatido en varias situaciones que casi me han llevado al borde del desmayo: si por un lado sacar la hierba dentro del invernadero me ha permitido de sentarme en el suelo avanzando lentamente evitando la fatiga prolongada en las piernas, por el contrario, el calor y la humedad que se libera en el interior es infernal. Varias veces me fui fuera, mojandome la cabeza y el cuerpo para evitar la insolación.
Y luego hay tipos de hierba. La del campo de Rabé era particular: muchas especies, longitudes, colores y amor a la vida. Debido a que es cierto el proverbio: mala hierba nunca muere.
En verano crece mucho, todos los días se ven a los tallos verdes y pequeños: ya aquí se debería intervenir, pero por el tiempo y las tareas más urgentes, se descuida. Unos días más tarde ya se encontrará el tallo gigante, verde y vigoroso. La hierba cerca de la actual cebolla o puerro es la especie más común: con un solo tiron se quita de raíz. Trabajo sencillo.
El trabajo se hace más duro cuando la tierra está seca y por desgracia la raíz, si no está bien levantada, permanece en el suelo. En pocos días en el mismo punto, otro hilo va a salir y el trabajo previo puede considerarse inútil.
La especie peor y más difícil que he conocido en los últimos meses ha sido la grama. Crece en todas partes, inquietante y destruye todo si no es extraída. Sólo una brizna de hierba, y se multiplicará. Eliminar la raíz es complicado y lo importante es tirar las sobras lejos de los campos, mejor en un contenedor para evitar de nuevo el crecimiento.
Después de este trabajo, sólo tenemos que continuar con el resto de innumerables tareas que ayudan a la huerta a seguir adelante y ofrecer productos de calidad todos los días.

Salvatore Caliolo


lunes, 19 de septiembre de 2016

D de Dorifora


Durante los meses de junio, julio y los primeros dias de agosto, antes de coger las patatas, teniamos que limpiar la tierra de las malas hierbas. Ponendo mucha atencion, me fijé en un escarabajo muy raro: la Dorifora.

La Dorifora es un escarabajo de 1 cm, más o menos, que come las hojas de la planta de la patata. Es de color rojo anaranjado con puntos negros en la cabeza.
El escarabajo fue descubierto en 1811 y descrito y bautizado con su nombre científico en 1824 por Thomas Say gracias a ejemplares recogidos en la frontera entre Iowa y Nebraska. La primera población en Europa apareció en Alemania en 1877 y fue rápidamente exterminada. La cuarentena para barcos y cargamentos de patatas, la prohibición de importarlas de Norteamérica y otras medidas protectoras evitaron la llegada del escarabajo a Europa, a pesar de algunas visitas puntuales, durante 45 años, hasta 1922, cuando se estableció en Francia, alrededor de varias bases militares norteamericanas en la zona de Burdeos. De allí fue hacia Bélgica y Holanda por el norte y hacia España por el sur. A principios de los años 30 llegó a la frontera española y en 1935 ya se le encuentra en nuestros sembrados de patata.
La Dorifora es el más potente desfoliante de la patata. Una sola larva consume unos 40 centímetros cuadrados de hojas en toda la fase del ciclo vital en que aparece, y los adultos cerca de 10 centímetros de hoja por día. Si no se controlan, los escarabajos pueden destruir completamente la cosecha. Por si fuera poco, el escarabajo fue uno de los primeros insectos en desarrollar resistencia a los pesticidas, comenzando con el DDT en 1952 en el que fue el primer caso documentado de resistencia. Es un animal muy acostumbrado a resistir y a desintoxicarse de compuestos peligrosos pues muchas plantas de la familia de las Solanáceas, su alimento habitual, producen alcaloides tóxicos para defenderse de los depredadores.
Autor: Mattia, voluntario italiano

viernes, 16 de septiembre de 2016

Derechos humanos y empresas transnacionales


Existen fuertes asimetrías de poder entre las empresas y las poblaciones, e incluso entre las empresas y varios Estados, que generan situaciones de abusos y violaciones de los derechos humanos, además de bloquear el acceso a la justicia de las poblaciones afectadas.

En la noche del 3 de marzo de 2016, Berta Cáceres, coordinadora general del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), fue asesinada por cuatro hombres en su casa; el activista mexicano Gustavo Castro, que estaba con ella, recibió un tiro de refilón en la oreja derecha. El 2 de mayo, las autoridades hondureñas detuvieron a cuatro sospechosos del asesinato, dos de ellos vinculados a las fuerzas de seguridad y los otros dos, a la empresa Desarrollos Energéticos SA (DESA), encargada de llevar adelante el proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, sobre el río Gualcarque, al cual Cáceres y sus compañeros se oponían. Los financistas del proyecto, el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), el Finnfund y el Banco de Desarrollo Holandés (FMO, por su sigla en neerlandés), fueron advertidos por Cáceres sobre la violencia y la violación a los derechos humanos asociados al proyecto, pero continuaron con el financiamiento incluso después de la muerte de la activista.

El 22 de marzo del mismo año, Sikhosiphi «Bazooka» Rhadebe, activista contra la explotación minera en Sudáfrica, fue también asesinado en su casa, delante de su hijo menor. Rhadebe era director del Comité de Crisis Amadiba, que resistía el proyecto de explotación minera de arenas en Xolobeni, en la costa este del país. El proyecto es conducido por una subsidiaria de la Mineral Commodities Limited (MRC) de Australia. La muerte ocurrió después de un largo y bien documentado historial de conflictos en torno del proyecto y de las poblaciones afectadas cuyas preocupaciones no estaban siendo atendidas.

El 5 de noviembre de 2015, el pueblo brasileño fue víctima del mayor delito socioambiental vivido alguna vez en la historia del país, con la ruptura del dique de desechos minerales de Samarco Mineração SA, emprendimiento conjunto de las empresas Vale SA y BHP Billiton, que dio inicio a un desastre que ha causado impactos incalculables en los estados de Minas Gerais, Espíritu Santo y Bahía. Los señalados como responsables por la mayor tragedia ambiental del Brasil, que dejó al menos 17 muertos y generó un tsunami de barro que alcanzó el río Dulce y llegó al litoral de Espíritu Santo, pueden responder por crímenes que contemplan penas previstas de uno a cinco años de prisión.

El 24 de abril de 2013, el derrumbe del edificio de ocho pisos conocido como Rana Plaza, en Bangladesh, provocó la muerte de 1.127 trabajadoras y trabajadores que se encontraban allí. El edificio albergaba fábricas independientes de ropa, vinculadas a las cadenas de abastecimiento de las marcas Benetton, The Children’s Place, Primark, Monsoon, DressBarn y H&M. La mayoría de las víctimas fueron mujeres, y también murieron muchos de sus hijos que permanecían en una guardería en el mismo lugar. Las advertencias realizadas en la víspera de la tragedia, luego de la aparición de grietas, no fueron consideradas.

En la madrugada del 3 de diciembre de 1984, en Bhopal (India), gases tóxicos de una fábrica de pesticidas de Union Carbide –después adquirida por Dow Chemicals– mataron a 3.000 personas de forma directa y aproximadamente a otras 10.000 indirectamente, mientras que 150.000 sufren todavía los efectos del accidente. Aunque la pérdida fue causada por recortes de gastos que afectaron las condiciones de seguridad en la fábrica india, Union Carbide no acepta hasta hoy la responsabilidad por lo ocurrido. Este caso, junto con el asesinato de miembros del pueblo ogoni en Nigeria, es paradigmático

Es necesario y urgente construir sobre todo soluciones al problema presentado por la acción de las empresas transnacionales en virtud de su peso político y económico infinitamente asimétrico en relación con las víctimas y con muchos Estados en los que se establecen, al mismo tiempo que se buscan soluciones para el problema real y lógico de que empresas de origen y actuación «nacional» también deban respetar los derechos humanos. 

 

lunes, 12 de septiembre de 2016

¡Tiempo de crecer y recoger en la huerta!

Soy Davide Valentino, uno de los voluntarios italianos de este verano, y voy a hablar de que hemos hecho en la última semana de julio y en agosto. En estas ultimas semanas se han notado mucho los progresos, señal del cuidado de trabajadores y voluntarios, y el las alquimias (también químicas y físicas, pero, en Molinillo, ¡siempre sin fertilizantes químicos!). Es como si la naturaleza y nosotros fuesemos un conjunto. 
Después de muchas semanas de quitar mala hierba, de largas charlas con la cebollas, de oraciones de rodillas con la alubia, de quitar mucha mala hierba que podría minar su crecimento, es tiempo también para nosotros voluntarios de probar nuevas tareas. De hecho, en estas manañas de trabajo, largas y rápidas al mismo tiempo, hemos empezado a aprender muchas cosas que no habíamos hecho hasta ahora.
En Molinillo, mientras que vemos los calabacines salir bien fuertes, hemos podado las plantas de los deliciosos tomates cherry, trabajo que necesita mucho cuidado para no estropear y no hacer caer aquel oro rojo desde los ramos. Luego, ha empiezado la recogida de este deleite. Entonces, hemos limpiado una parte de la huerta para una nueva siembra de zanahoria. Y hemos hecho eso en el envernadero cuando parecia que iba a ser un día bastante leve y luego se convertia en una sofocante jornada de trabajo en el desierto. Me gusta contar  estos esfuerzos, porqué creo que puede ser útil no olvidar que no es gratis tener frutas y verduras de tal calidad, de tal cuidado y con todo que distingue una obra como la huerta Molinillo. Nunca.
Y no es gratis tampoco coger la alubia verde (y luego también la roja), tarea que empezamos al final de julio, en la huerta de Rabé de las Calzadas. A nosotros  los voluntarios, no nos parecía así duro el primer dia, llegamos al pueblo con un día suave y el viento que nos acompañaba. Sin embargo, es un trabajo lento, preciso, largo, cansante, porque los frutos de la alubia no estan todos juntos y buenos para recogerlos, sino que se esconden en cualquier sitio alrededor de las plantas. ¡Tenemos que hacer mucho y con mucho cuidado!
Al final, hemos estado alegres viendo el bonito escenario de Rabé, que en una semana, todo lo que habiamos devolviao sus frutos: todas las plantas que hemos regado (aprendendo esta tarea también y a manipular las tuberias) han crecido muchisimo, las cebollas, las alubias y las calabazas hasta todas las coles que parecían blandas unos días antes. Bueno, creo que esta es la esencia de estas semanas en la huerta: contribuir a una manera diversa de producir, de comer, de vivir; sin embargo, es más importante comprender, mejor sentir lo que cuesta, a veces mucho, disfrutar los frutos de la tierra, lo que valen, y estar felices y también sorprendidos, mirando los logros de la nuestra siembra. ¡El trabajo sigue!