jueves, 1 de diciembre de 2016

Disfrutar de las pequeñas cosas


Han llegado a nuestras manos unas reflexiones  que ya en 1930 se hacía John Maynard Keynes en «Economic Possibilities for our Grandchildren». Cerca de un siglo más tarde, parece que la humanidad no haya avanzado en lo verdaderamente importante, por lo que seguimos compartiendo sus anhelos. Aquí plasmamos unos extractos que seguro nos harán pensar:

“Es verdad que las necesidades de los seres humanos pueden resultar insaciables. Pero en realidad podríamos dividirlas en dos clases: necesidades que son absolutas en tanto que independientes de la situación del resto de nuestros congéneres y aquellas que son relativas en el sentido de que solo nos sentimos satisfechos si nos elevan por encima, nos hacen sentir superiores, a ellos. Las necesidades de la segunda clase, aquellas que satisfacen el deseo de superioridad, pueden ser ciertamente insaciables; cuanto mayor sea el nivel general mayores serán. Pero eso no es verdad para para las necesidades absolutas. 
En ellas se puede encontrar un punto antes, mucho antes quizás de lo que creemos, en el que esas necesidades se vean satisfechas en el sentido de que, una vez alcanzado preferimos dedicar nuestras energías más allá de él a propósitos no económicos.”

“Cuando la acumulación de riqueza ya no tenga gran importancia social, vendrán grandes cambios en los códigos morales.”

“La idea de que quien menos se preocupa por el mañana es quien más certeramente camina por las sendas de la virtud y la sensata sabiduría. Valoraremos los fines sobre los medios y preferiremos lo bueno a lo útil. Honraremos a aquellos que puedan ensañarnos como apurar una hora y un día virtuosamente y bien, la gente deliciosa que es capaz de disfrutar directamente las pequeñas cosas.”

Poco más que añadir, ¿verdad?


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